
Estas brillantes palabras corresponden a un fragmento de la obra Accidens del dramaturgo hispano argentino Rodrigo García cuyo amago de estreno en el Teatre Lliure en el transcurso del ciclo Radicals Lliures ha creado un gran revuelo. ¿El motivo del escándalo? Al final de la obra, su único protagonista hierve en vivo un bogavante colgado encima del escenario violando de forma explícita la ley catalana que prohibe matar animales en espectáculos artísticos. En un claro ejercicio de autocensura, finalmente el Teatre Lliure suspendió la representacíón de la función para evitar males mayores.
¿Con que os quedáis? ¿Con el sacrificio del bogavante (cual si fuera un émulo de Jesucristo en la Cruz) como reafirmación de nuestra animalidad y vitalidad humana o con el trato digno y respetuoso a los animales? ¿Es Accidens una obra de arte o un simple ejercicio de barbarie gratuito? Este debate no es muy lejano al que enfrenta desde hace años los colectivos antitaurinos y los aficionados a la fiesta nacional. Teniendo en cuenta que, aunque venidas a venidas a menos, las corridas de toros todavía se celebran, me plantea la duda de si es que los bogavantes tienen más derechos que los toros...
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