dimecres, de març 15, 2006

La Revuelta como leitmotiv francés


La actual revuelta de los estudiantes franceses contra la ley laboral del Contrat Première Embauche (CPE) del actual gobierno liderado por Dominique de Villepin, la revuelta de la Banlieue contra la desigualdad social en Noviembre pasado, las habituales y violentas huelgas obreras de n'importe quand contra el recorte de un derecho social y yendo mucho atrás las protestas del mismísimo Mayo del 68 demuestran la importancia de la revuelta en la cultura política de los ciudadanos de nuestro país vecino.

Francia es el país paradigmático en desconfianza hacia los gobiernos. Como reproduce un estudio del 2001 del Instituto de Sondeo francés TNS-Sofres[1], los franceses desconfian ampliamente de la política (58%) y consideran que los políticos son más corruptos (64%) que honestos (28%) y en definitiva se ocupan poco o muy poco de las preocupaciones de los franceses (65%).

Curiosamente, esta desconfianza en los políticos no se reproduce en su concepción del Estado. Para los franceses, el Estado tiene un papel paternalista de protección de los intereses de los franceses representados en los valores republicanos básicos y tradicionales de libertad, igualdad y posteriormente de laicismo. Para proteger estos valores consensuales republicanos, no es extraño que se justifique la intervención estatalista para corregir los errores del mercado o que temas como la presencia del velo islámico en la escuela pública generen tanta polémica.

Como consecuencia última de esta desconfianza ante los gobernantes, la “revuelta ciudadana”[2] o la revolución ante los actos “indebidos” de un gobierno en los ciudadanos tiene una gran importancia como acto político. Con la herencia mitificada de las diferentes revoluciones en la mente, los ciudadanos franceses creen tener el derecho de pedir responsabilidades a sus gobernantes mediante actos políticos no convencionales como las huelgas (tan habituales en los servicios públicos franceses), las manifestaciones o las revueltas de mayor o menor calado político.

Podríamos decir que esta tendencia a la rebelión de la autoridad, en palabras de Hancock[3], de los ciudadanos franceses es un elemento de desestabilización política muy potente en relación a la pasividad de los ciudadanos británicos. No obstante, si tenemos en cuenta la participación de los ciudadanos como un elemento de legitimación del sistema político, veremos que el gobierno francés tiene una mayor responsabilidad ante su ciudadanía por el simple hecho de querer evitar ponerse en contra los movimientos sociales.

Citando el famoso artículo 2 de la Constitución francesa, (“gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”), entendemos el valor que tiene el gobierno para los francesos.

En definitiva, el gobierno ha de responder a sus necesidades, para eso está!

[1] Les Français, la politiques et la représentation, 2001 Institut TNS-Sofres de 2001, París en http://www.tns-sofres.com/etudes/pol/060901_chron_r.htm

[2] Theen, Rolf H.W: Comparative Politics:an introduction to seven countries Upper Saddle River Prentice Hall 2001
[3] Hancock, Donald y VVAA: Politics in Europe (2002) Ed Palgrave MacMillan pág 96