Después de haber perdido las elecciones ajustadamente (por 25.000 votos con el 100% escrutado), Berlusconi pide ahora que se revisen los votos (especialmente los del extranjero) antes de reconocer la victoria a la coalición rival de izquierda de la Unione. Si bien es cierto que está en su derecho, Berlusconi debería reconocer ya su derrota. Porque no debemos olvidarlo, quien creó una ley electoral a su favor (reforma que hubiere causado graves protestas en la mayor parte de los países europeos) a seis meses de las elecciones fue él y sólo él. Si ahora esta misma ley electoral se le vuelve en contra cuando ya husmeaba la miel del triumfo mala suerte.
Aún así, no debemos quitarle el mérito de haber conseguido el 49,7% de los votos cuando meses atrás los sondeos lo enterraban para siempre. Y yo me pregunto, ¿qué ha llevado a los italianos a votarle otra vez? ¿Será su maestría del insulto? ¿Será su histrionismo y populismo? Aunque me pese mucho decirlo, Berlusconi ha demostrado ser un auténtico monstruo de la política fidelizando a sus posibles votantes con la demonización de la conjura roja comunista de la Unione y del frío y aburrido tecnócrata Romano Prodi.
Nota: En Italia lo de la Conjura judeo masónica separatista no funciona por razones obvias
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